Me diagnosticaron diabetes gestacional por primera vez en junio de 1996. Tuve que inyectarme insulina con una escala variable tres veces al día (con vial y aguja) durante dos semanas. ¡Cuando tuve a mi hijo el 23 de junio de 1996, la diabetes desapareció!
Empecé a participar en la caminata Step Out® en Filadelfia en 2008 para apoyar a mis padres, así como a mis suegros. Seguí participando en la caminata y me pidieron que me uniera al comité para planificarla. Me nombraron presidenta del comité Red Striders® (personas con diabetes que participan en la caminata). En octubre de 2013, fui presidenta de la caminata y dos semanas después me diagnosticaron diabetes tipo 2. Pensé que se me acababa el mundo. Aunque mis padres y mi esposo fueron diagnosticados, ninguno de ellos era insulinodependiente. No sabía qué significaba eso. Odiaba las agujas, y ahora tenía que pincharme a diario. Con educación y valentía, superé mis miedos y comencé a vivir cada día con mi diabetes. De hecho, dejé de usar insulina durante el primer año y mis niveles bajaron mucho.
Un año después, empezaron los picos, ¡y pum! Mi glucosa en sangre superó los 1000, y todos se quedaron en shock. Dijeron que debería haber estado en coma. Empecé a trabajar con un gran equipo en la Universidad de Jefferson. Se acabaron las escalas móviles. Todo lo hacíamos contando carbohidratos y calculando la proporción de insulina a carbohidratos. Fue un proceso, pero lo superé. La tecnología me ayudó mucho en este proceso con los monitores continuos de glucosa (CGM), la pluma intraperitoneal (InPen) y las bombas de insulina. Ser constante con el ejercicio y una alimentación saludable sin duda ayuda, pero claro, tuve algunos reveses y la A1C superó los 10, pero la bajé a aproximadamente 7. Ahora intento mantenerla por debajo de 7.
Ha sido una locura, pero no dejo que me impida hacer lo que quiero. Viajo, hago ejercicio, salgo con mi familia y amigos. Siento que tengo todo lo necesario para seguir adelante con la diabetes. ¡Todo es cuestión de mentalidad! Mi tiempo en rango en los últimos 90 días ha sido del 83 %, frente al 40-50 % anterior. Le doy crédito a mi MCG y a mi nueva bomba de insulina por ello. Me ayuda a tomar mejores decisiones cuando puedo ver la escala de las lecturas del día.
Me siento bien y me he fijado metas de salud que pienso alcanzar. Mi familia y amigos me apoyan al 100%, y eso sin duda me ayuda.