Me diagnosticaron diabetes gestacional (DMG) en 1984, a los 24 años, durante mi primer embarazo. De hecho, fue el comienzo de mi camino con la diabetes tipo 1 y estaba devastada y temía por mi futuro. Llevaba tres años ejerciendo como enfermera titulada y había trabajado con muchas personas con diabetes. Tras el diagnóstico, me di cuenta de que nunca había comprendido del todo lo que significaba tener diabetes ni los numerosos desafíos que conllevaba. Recibir el diagnóstico de diabetes me dio una nueva perspectiva. Reconocí cómo antes juzgaba sin conocer realmente la historia.
Obtuve la certificación como especialista en atención y educación para la diabetes y he dedicado la mayor parte de mi carrera a ayudar a las personas diagnosticadas con diabetes a aprender y practicar el autocontrol, a promover una atención médica de calidad con toma de decisiones compartida y, lo más importante, a aceptar el diagnóstico. La diabetes no es nada fácil. Después de 40 años viviendo con diabetes, estoy sana y sin complicaciones, con la excepción de posibles síntomas leves de neuropatía periférica. Me frustro y me canso, pero hace años me prometí que la diabetes no me vencería, y no ha sido así. Me recupero y me levanto con la ayuda de mi familia, amigos, mi carrera y mis conocimientos. Voy día a día.
He tenido la suerte de tener acceso a las pruebas y herramientas necesarias para cuidarme. Todos deberían tener esto y me he asegurado de que mi práctica profesional lo proporcione y lo defienda.