Nunca olvidaré la llamada que cambió mi vida para siempre. Hace tres años, mientras vivía en Nueva York, fui a una clínica local para un análisis de sangre de rutina, pensando que no habría nada fuera de lo normal. Cuando la enfermera llamó, empezó haciendo una serie de preguntas habituales sobre mis antecedentes familiares de diabetes. Después de responder, me dio la noticia: mi A1C estaba críticamente alta, 8.9; era diabética.
Me quedé paralizada. Con tan solo 30 años, llevaba mucho tiempo sin ser diagnosticada. La enfermera me indicó que pidiera cita con un médico de cabecera de inmediato para comenzar el tratamiento. Desde ese momento, supe que debía tomarme mi salud en serio. En ese momento, ya estaba considerando la cirugía bariátrica, pero la confirmación de mi diagnóstico de diabetes tipo 2 me impulsó a optar por la cirugía de manga gástrica.
En abril de 2022, pesaba 305 libras con un A1C de 8,9.
Me sentí increíblemente aislada durante mi proceso. Recurrí al sitio web de la Asociación Americana de la Diabetes en busca de apoyo, recetas y recursos para gestionar mi diagnóstico. No fue fácil: adaptarme a las alarmas de mi Freestyle Libre, controlar los niveles bajos de azúcar, tomar pastillas de metformina, aprender a usar las inyecciones de Ozempic y afrontar la realidad de que, con tan solo 30 años, mi cuerpo llevaba sufriendo mucho más tiempo del que creía.
Pero con el apoyo de mi equipo médico, un maravilloso entrenador personal y la voluntad de seguir luchando, logré avances. En cuatro meses, perdí 15 kilos y mi A1C bajó a 6, justo a tiempo para mi cirugía bariátrica el 10 de agosto de 2022.
Hoy, tres años después de ese diagnóstico que me cambió la vida, mi A1C se mantiene dentro del rango normal y he perdido más de 45 kilos (y sigo avanzando). Pero este sigue siendo un camino que recorro a diario. Sigo sorteando los altibajos, desde las ocasionales bajadas de azúcar hasta el desafío de toda la vida de controlar la obesidad. La recuperación no es una línea recta, es un camino que estoy aprendiendo a recorrer con compasión, paciencia y esperanza.
Comparto mi historia porque no quiero que nadie se sienta tan solo o abrumado como yo. Controlar la diabetes puede ser abrumador, pero con apoyo, conocimiento y perseverancia, es posible superarla. Formas parte de una comunidad y nunca estás solo.